Según Luis Bononato, de la delegación Proyecto Hombre en Jerez, los jóvenes que hacen un uso excesivo del móvil, Internet o cualquier otro instrumento tecnológico refuerzan una conducta de aislamiento. Un adolescente tímido, con escaso éxito social o acomplejado por su cuerpo ve en el chat un instrumento perfecto para cultivar amistades virtuales, pues el ciberespacio procura intimidad y anonimato.

Si un joven se irrita o sufre ansiedad porque su teléfono se ha extraviado o su saldo se ha agotado es muy posible que sea un moviladicto .

No hay un perfil que defina al adicto a las nuevas tecnologías, pero, por la juventud de los usuarios, los que caen en la red suelen ser personas inseguras, inestables y que han perdido el ascendiente moral de la familia. Un desengaño amoroso, un mal expediente académico o un profundo sentimiento de soledad favorecen un uso abusivo de las nuevas tecnologías, según explicó Bartolomé Catalá, presidente de Proyecto Hombre. No en vano, hay una estrecha relación entre fracaso escolar y la afición desbocada por los videojuegos y el chat.

Esta dependencia se aprecia cuando el usuario tiene una necesidad imperiosa de usar el aparato a cualquier hora, ya sea de día o de noche. Un padre debe empezar a preocuparse cuando su hijo le confiesa -si es que se atreve- que se ha enamorado de una chica a través de un chat. No es extraño entonces que un joven empiece a perder paulatinamente sus amistades y sustituya la conversación por un sinfín de mensajes cifrados en el condensado lenguaje utilizado para los populares SMS.

Vía | mundietnia

por Justo Hernández

Moviladicto desde el principio de los politonos, puedes seguirme en twitter: @galuctico.