Ya en casa después de estos intensos días en Barcelona, en el Mobile World Congress, es ahora cuando podemos reflexionar más fríamente sobre los terminales presentados. Concretamente lo haremos sobre el Samsung Galaxy S6, para mí, inesperadamente, el mejor terminal presentado en la feria.
Digo inesperadamente porque tenía mucha fe, demasiada incluso, en el M9, el flagship de HTC, que pese a ser una mejora del M8, puede que no sea un digno sucesor de mi Nexus 5, debido a una cámara desastrosa, y un procesador que ya veremos que tal funciona, entre otras cosas.
Samsung, después del pésimo 2014 con el S5, inició una serie de cambios que han sido culminados en la presentación del Galaxy S6 y S6 Edge.
Con un diseño bastante similar a otros productos que ya se encuentran en el mercado, Samsung ha dejado atrás señas como la batería extraíble, el plástico o la expansión vía tarjeta micro sd.
Para ello, ha creado una terminal con un marco de aluminio y una trasera de cristal protegido con Corning Gorilla Glass 4. Puede que al verlo en imágenes el diseño no convenza, es lo que a mí y a otra gente les ha ocurrido, pero una vez lo tienes en la mano, las cosas cambian, por lo menos en mi caso. La sensación es de tener un móvil premium, un móvil de 700 euros. Le ha costado pero Samsung lo ha conseguido.
La cámara de fotos sobresale notablemente del cuerpo del terminal, y como decía @DavidOrti en Twitter, Samsung no se ha avergonzado de ello, ya que los resultados que sacamos con ella son, a simple vista, impresionantes. Samsung ha conseguido una cámara para que la actives rápido y saques una foto buena, sin tener que hacer más intentos. La interfaz sigue teniendo margen de mejora, ahora implementa un modo pro, con el que podremos controlar más parámetros de la cámara, pero puede que para algunos usuarios no sea suficiente.
Quizás una pantalla full hd hubiera sido lo más coherente desde mi punto vista, pero Samsung ha decidido montar un panel Super Amoled con una resolución 2K. En el tiempo que lo he podido probar, no le he podido sacar ninguna pega, no soy experto en pantallas, ni mucho menos, pero la sensación que me dio fue realmente buena.
Durante la presentación de los dos dispositivos, la funcionalidad del desbloqueo a través de la huella dactilar no fue casi nombrada, o yo no me enteré, y en el One To One me tocó pedirle al especialista del producto que nos hiciera una muestra de su funcionalidad, siendo el resultado realmente bueno, muy rápido y aparentemente seguro. Digo lo de aparentemente, debido a que algunos asistentes a la feria hicieron pruebas de ello, y sorprendentemente, un dedo no registrado pudo desbloquear el terminal. Puede que sea un problema de software y que con una simple actualización se solucione, aún así lo veo como un valor añadido al terminal de los surcoreanos.
El cambio de Samsung no solo lo tenemos en el diseño, si no también en el interior. Los problemas del 810, provocaron que Samsung optase por utilizar su propio procesador, el Exynos 7420, un octacore potente, muy potente, superando los 70000 puntos en Antutu. Estas pruebas no son de mi agrado, pero tengo que decir que lo que hemos podido probar iba fluido, a pesar de tener que mover Touchwiz, ahora un poco renovada. El sistema funciona muy bien, ya no hay lag aparente en la multitarea, las aplicaciones propias de Samsung han unificado el diseño, ahora centrándose en material design, y creando de este modo una interfaz más limpia y atractiva. Un dato curioso y preocupante es la gestión de la RAM, ya que con todas las aplicaciones cerradas, el terminal estaba consumiendo un 71% de los 3Gb que tiene disponible, utilizando cerca del 85% al tener algunas aplicaciones abiertas, dato alarmante.
Mi prematura conclusión sobre el terminal es que Samsung puede que haya encontrado la formula, ha conseguido un terminal equilibrado, es decir, no tiene ningún gran defecto, como pueda ser mala cámara, mala batería (esperemos que estos 2550mAH cumplan), o algún otro punto negativo. Puede que la interfaz (Touchwiz) no guste a todos, a mi no me fascina, pero bueno, todavía nadie ha hecho el móvil perfecto.
Marc Sala