Evolución del Moto G

Allá por 2011, la principal autora del sistema operativo Android, Google, compraba la división de móviles de Motorola, para así hacerse con sus patentes. Además de dichas patentes, Google quería utilizar una estrategia similar a los Nexus, pero fabricados por una compañía que ya pertenecía a ellos.

Tras lanzar al mercado los Moto X y Moto G, y por último el Moto E (con sus respectivas segundas generaciones), la Moto de Google tenía una filosofía clara: fabricar terminales que funcionaran de forma fluida y con precios asequibles para todo el público, y lo consiguió.

El primer Moto G fue un éxito, ese pequeñito smartphone que movía Android Jelly Bean sin despeinarse con un Snapdragon 400 y 1GB de RAM, mejorando la experiencia de usuario que ofrecían móviles más potentes y por supuesto, más caros. Con una interfaz de Android pura y actualizaciones aseguradas, Motorola volvía a la escena móvil en la que no habían tenido mucha importancia desde la aparición de los smartphones. Muy destacada la autonomía de este primer modelo.

Pero el tiempo pasaba y Motorola lanzó la segunda versión de este teléfono que evolucionaba levemente: se adaptaba a la tendencia de pantallas más grandes y aumentaba la suya hasta las 5 pulgadas, manteniendo procesador, pero añadiendo ranura para microSD, que tanto criticaban a la primera generación, además de añadir una cámara con mas megapíxeles. Una actualización pequeña pero que subsanaba los fallos del primero, ya no había falta de almacenamiento, cámara más competente y pantalla más grande. Todo esto, manteniendo el mismo precio.

La tercera generación sufrió las consecuencias de la mejora de las calidades de los terminales chinos y la aparición de modelos de otras marcas con características y precios equilibrados. Sin ser un mal terminal, la pantalla no evolucionó, ni en tamaño ni en resolución (seguía apostando por el HD 720p), y el procesador dió el salto a los 64 bits, sin mejorar mucho en potencia, un gama de entrada Snapdragon 410. En este año 2015, este Moto G3 llegaba con dos versiones que se distinguen por la memoria RAM disponible. El precio subió a 199 € para la versión básica de 1 GB de RAM.

El necesario cambio se produjo hace escasas semanas, la ya marca de la china Lenovo lanzó la cuarta generación de este Moto G entre rumores de que podía desaparecer. Este año Lenovo se ha sumado al club de los phablets, dotando a este nuevo Moto G4 de una pantalla de 5.5 pulgadas con resolución FullHD, un gran cambio en resolución que sumado a la tendencia de maximizar las pantallas ha sido todo un acierto. El salto en pantalla lo tuvo también su cerebro: un Snapdragon 617 de gama media bastante equilibrado dota a este terminal de potencia suficiente junto con la memoria RAM de 2 ó 3 GB.

Por último, la cámara de este nuevo Moto by Lenovo no ha defraudado: 13 MPX con enfoque láser en el modelo Plus. El añadido de la versión Plus ha sido necesario para dotar también al terminal de lector de huellas. Pero obviamente el precio también ha subido, el modelo básico de 2 GB de RAM, sin lector de huellas ni enfoque láser se queda en 229 euros mientras que su versión vitaminada sube a los 269.

Esta cuarta generación ha supuesto un salto cualitativo importante que sino fuera por la existencia de smartphones chinos con precios bastante más bajos y características similares, sería la elección del 100% de los usuarios.

Sin embargo, la necesidad de importar estos terminales asiáticos y sus problemas para tratar con garantías son inconvenientes que muchos usuarios tendrán en cuenta y nuestro mercado, no hay nada mejor por tan poco. Vuelve a ser el rey de la gama media.

En el futuro veremos como Lenovo trata esta exitosa gama pero esperamos que no la haga desaparecer, o al menos que la filosofía y todas sus características como el precio y la buena experiencia de usuario sigan presentes en alguna gama propia. Pero puestos a pedir, dejad al rey en su trono.

Comenta con nosotros la evolución de esta gama de smartphones tan competitiva y que sigue siendo la referencia.